Alprazolam 0.5 mg

• Manejo de la ansiedad o por cortos períodos de ayuda en síntomas de ansiedad.

• Ansiedad asociada a depresión mental.

• Tratamiento de desórdenes del pánico con o sin agorafobia.

Las benzodiazepinas pueden producir dependencia sicológica y física.
Después de tratamientos prolongados con dosis altas, reducir gradualmente las dosis (puede ocasionar síntomas de supresión).

• Hipersensibilidad a benzodiazepínicos.

• Psicosis.

• Insuficiencia respiratoria severa.

• Glaucoma de ángulo cerrado.

• Primer trimestre de embarazo.

• Lactancia.

• Intoxicación alcohólica.

• Con alcohol, depresores del SNC y antidepresivos tricíclicos: Se potencia el efecto depresor del SNC.

• Con Ketoconazol, Itraconazol: Se inhibe el metabolismo hepático de las benzodiazepinas.

Están relacionados con la dosis y la sensibilidad individual y son menos frecuentes que con otros benzodiazepínicos. Con alprazolam, son escasos y de poca importancia: sedación y mareos (al inicio del tratamiento).

Con menor frecuencia: visión borrosa, dolor de cabeza, depresión, insomnio, nerviosismo, ansiedad, temblores, cambios de peso, deterioros de memoria, trastornos de coordinación, disfunción sexual, molestias gastrointestinales.

Al igual que con otras benzodiazepinas se han observado: estimulación, agitación, dificultad en la concentración, confusión y alucinaciones.

También se han presentado hipotonía muscular y erupciones cutáneas del tipo máculo-papular en individuos sensibles.

Uso prolongado de dosis terapéuticas usuales de benzodiazepinas pueden provocar dependencia física y sicológica. El riesgo de dependencia en pacientes con desórdenes de pánico, que ingieren altas dosis de alprazolam (4 mg al día), puede ser mayor, que el para pacientes que ingieren bajas dosis por ansiedad menos severa.

Similarmente, síntomas que desaparecen y reaparecen puede también ser frecuente que ocurra en pacientes que ingieren alprazolam en dosis más altas y por largos períodos (8 a 12 semanas). Administración prolongada de benzodiazepinas, debe ser suspendida gradualmente, para evitar la aparición de síntomas de supresión.

Pacientes depresivos con tendencia suicida, en especial aquellos que utilizan grandes cantidades de alcohol, no deben tener acceso a grandes cantidades de benzodiazepinas.

El médico debe indicar la posología y el tiempo de tratamiento apropiado a su caso en particular, no obstante la dosis usual recomendada es:

– En ancianos y pacientes debilitados, niños y pacientes con función renal o hepática deteriorada o baja albúmina sérica, deben recibir dosis iniciales bajas, puesto que la eliminación de benzodiazepinas, especialmente en pacientes con hígado deteriorado, se prolonga, resultando un aumento de efectos colaterales como sobresedación, vértigos o falta de coordinación. Las benzodiazepinas pueden deprimir la respiración, especialmente: en ancianos, pacientes muy enfermos o muy jóvenes, o con reserva pulmonar limitada. Dosis bajas son requeridas para este tipo de pacientes.

Las dosis deben ajustarse individualmente. La dosis mínima efectiva, debe ser usada por cortos períodos. Cuando se necesita continuar con la terapia con benzodiazepinas, se evalúa el paciente regularmente.

– Dosis adultos:

Como agente ansiolítico: Inicialmente 0,25 mg o 0,50 mg, 3 veces al día. La dosis se puede graduar según necesidad del paciente, hasta una dosis máxima total de 4 mg por día.

Como agente antipánico: Inicialmente 0,25 mg, 2 o 3 veces al día, pudiendo aumentar la dosis según la necesidad y tolerancia del paciente.

En menores de 18 años, la seguridad y eficacia no se han establecidos.

– Dosis geriátrica:

Como agente ansiolítico: Inicialmente 0,25 mg, 2 o 3 veces al día, la dosis puede ser aumentada según necesidad y tolerancia del paciente.

Administración vía oral.

• Mantener en su envase original, protegido del calor, humedad y fuera del alcance de los niños.

• No use este producto después de la fecha de vencimiento indicada en el envase.